viernes, 25 de marzo de 2016

Indio Azteca




Calzada Francisco I. Madero 1101 Ote., esquina con Diego de Montemayor, Centro, Monterrey

Precios: medios a altos (dependiendo de tu consumo, promedio 250 con todo y bebida).

facebook.com/indioaztecamx

www.indioazteca.com

Horario: Lunes a sábado, de 11:00 am a 11:30 pm.

Por Santoku

Ahora nos fuimos a un restaurante tradicional de Monterrey, el legendario y popular Indio Azteca, en Madero.

Este sitio, para los que aún no lo conocen, tiene ahí desde 1920, certificado y todo, y es una cantina en toda regla, sólo permiten la entrada a hombres y cierran los domingos.



Pero no es de mala muerte ni nada por el estilo. El lugar es sobrio, limpio, con meseros bien uniformados y un ambiente “señorial”.





Es ideal desde para agarrar la peda con los camaradas, ir a comer con tu papá o tu abuelo, o relajarte después del trabajo o el fin de semana con la raza y unas cheves bien frías.

Aquí lo más famoso son las botanas. Después de pedir la primera ronda de cervezas nos trajeron los clásicos totopos y de cortesía unos taquitos de chicharrón. Vienen seis, son pequeños e incluyen pico de gallo, que es más tomate que nada.



No están nada mal, aunque no te llenan y se acaban rápido, pero pues son para botanear. Les agregamos salsa molcajeteada y limón, que siempre tienen en la mesa.

Ya con algo en el estómago, continuamos la convivencia cervecera que, por cierto, te las traen bien frías y con un vaso helado por si prefieres tomar así, y en la pata de la mesa hay un compartimento para guardar la botella (no se te caerá) y que no te estorbe.



Tienen además whisky, ron, tequila, entre otras bebidas, como todo buen bar de renombre por si te antoja algo más fuerte. De hecho, una cara del menú está dedicada solamente a opciones para tomar.

Pedimos después un quesito flameado con carne adobada, muy bueno. Nos trajeron tortillas de harina con ese quemadito rico para hacernos unos buenos tacos.



Luego de esto le entramos un rato al dominó, que tienen disponible a petición, y tras unas buenas retas volvió a hacer hambre.




Entonces atacamos los platos fuertes, cuya especialidad es el cerdo. Abrimos con un lomo adobado, de sus platos estrella.



La porción es botanera, aunque si lo pides para ti solo quizá sí te llene. Viene así nomás, sin acompañamiento salvo las tortillas. Tiene muy buen sabor, excelente consistencia y te dan ganas de pedir más.

Completamos la cena con la aldilla de cerdo adobada. Ésta sale del hombro del marrano, no es tan suave como el lomo, pero aquí el sabor del adobo es más intenso. También está muy recomendable.



¿Volveríamos? Claro, éste es un lugar insignia de la gastronomía regia. Además, lo que digamos o no en esta reseña estamos seguros de que no les afectará en la clientela. La calidad y atención es totalmente profesional, es un sitio donde se te pueden ir las horas si vas con tus amigos. Aunque ¡aguas!, también se te puede ir la quincena si no cuentas tus bebidas.

Recomendamos: El lomo adobado es obligado, pero el queso flameado también estuvo bastante bien. En general todo lo que probamos tenía excelente sabor y acompaña muy bien tu trago, en este caso yo me tomé unas cervezas Superior, por si no las han probado, denle.



Ni nos dimos cuenta y ya habían pasado cuatro horas de excelente bebida, botana, juegos y amistades. Empezaron a recoger las mesas, como diciéndonos “ya estuvo ¿no?”, pero fácilmente nos aventábamos un rato más.

Salimos y afuera la raza se tomaba fotos para inmortalizar su visita a este pedazo de la historia regiq que es el Indio Azteca. Nosotros también lo hicimos, y ya planeamos el regreso para andar.. al filo de la mesa.

¡Hasta el próximo corte!...

martes, 22 de marzo de 2016

Punto Rojo



Plaza Altea Versalles, Local #4, esquina Padre Mier con Pino Suárez (también hay entrada por Hidalgo), Centro, Monterrey

Precios: accesibles (con menos de 200 pesos comes)

Facebook: PUNTO ROJO PIZZA

www.puntorojopizza.com

Por Santoku

“La mejor pizza que he probado en Monterrey”, así nos la vendieron y tuvimos que ir a comprobarlo a Punto Rojo, en la placita del Teatro Versalles.

Este local, cuyo nombre se pirat..., err inspiró de otra cadena de pizzas con el mismo nombre, pero en inglés, es pequeño, pero cómodo y muy bien atendido.





Su barra es como de restaurante de comida rápida, de hecho ése es su concepto: comida rápida italiana, con productos frescos y alimentos hechos al momento. Pides y pagas ahí mismo, tienen el menú arriba a la vista.

Destaca es su gran horno de leña al fondo, pues ése es su estilo, y puedes ver todo el proceso de creación, desde el amasado, armado y horneado de tu pizza.






Además, sirven pastas y complementos como alitas, ensaladas y papas. Y puedes armar combos.

Pedimos una pizza grande (149 pesos), la mitad Suprema (pechuga de pavo, salchicha para asar y salchicha italiana) y la otra mitad Cajún (pimiento verde, jalapeño y pechuga de pollo estilo cajún). Las dos combinaciones estaban muy ricas, en la de cajún se nota mucho el jalapeño, pero si la pides es porque eso esperas.




Alcanzamos a probar también, cortesía de unos amigos, una rebanada de la 4 Estaciones (champiñones, pepperoni, aceitunas, jamón). Es un sabor más clásico, por si quieres ir a lo seguro y bueno. La de 3 Quesos y Espinacas nos la recomendaron mucho también, luego la probaremos.



La masa es delgadita, muy sabrosa, no muy crujiente pero tampoco en plan tortilla, con la cantidad justa de queso e ingredientes de muy buena calidad. Te la sirven recién salida del horno y hay que comerla rápido porque si se enfría pierde su magia.

Las pizzas las aderezamos con los toppings que puedes llevar a tu mesa: salsa inglesa, salsa picante, aceite con chile, queso parmesano finamente rayado y el que más nos gustó: chilito en polvo que sospechamos incluye pimienta cayena, ya que pica mucho y es de efecto retardado.



Pedimos para acompañar una pasta Arrabiata (79 pesos), usualmente tienen de opciones spaguetti (larga) o penne (corta), pero esta vez la ofrecieron en rigatoni (corta, tubitos gruesos). La salsa es de tomate picante, sabrosa, y la pasta está cocinada al dente, es decir, ni muy suave ni muy dura, el término en que debe comerse.



¿Volveríamos? Sí. No podemos decir todavía si son las “mejores pizzas de Monterrey”, pero de que están buenas están buenas. Los 15 años de experiencia como pizzeros se notan y se toman su labor en serio. El local tiene afluencia constante, muestra de que ahí se sirve comida disfrutable. También tienen servicio a domicilio como cualquier pizzería que se respete, para la zona Centro (1871-1718).



Recomendamos: La pizza Suprema, o la 4 Estaciones... o las dos, ¿por qué no? O arma tu propia pizza, que también se puede.



Buon appetito!, nos desea Punto Rojo, y se cumple. Cuando andemos por el Centro y queramos pizza rápida de muy buena calidad, nos acordaremos de ellos. Nos mantuvieron totalmente... al filo de la mesa.

¡Hasta el próximo corte!...

martes, 15 de marzo de 2016

Sabor a Colombia



Prolongación Madero 4221 Ote., Col. Fierro, Monterrey

Precios: accesibles (con menos de 150 comes bien)

facebook.com/saboracolombiamty

Por Santoku

Paisa, pásele a probar “comida de mi tierra” en Sabor a Colombia. Y es verdad, pues es un sitio muy frecuentado por la comunidad colombiana de Monterrey... y por los amantes de la buena cocina como nosotros.

En este local regentado por una familia de Bucaramanga (ciudad a 4 horas de la frontera con Venezuela), te atienden ellos personalmente para transmitirte la alegría y calidez de los colombianos.



Esto se refleja también, obviamente, en la comida. La cocina colombiana no es muy exótica ni elaborada, de hecho es parecida a las comidas corridas mexicanas, pero tiene un sazón muy especial que la vuelve rica y llenadora.

Por ejemplo, probamos la Bandeja Paisa (100 pesos), que incluye arroz, carne molida, frijoles, huevo frito, maduro (plátano frito), chorizo, chicharrón y para acompañar, aguacate y una arepita. Trae un poco de todo y es perfecto para familiarizarte.



Ahora, si realmente traes hambre puedes pedir el Calenta'o Criollo (90 pesos) que es básicamente lo que mi mamá siempre dijo que no hiciera con la comida: revolverla toda.



El Calenta'o es arroz con frijoles, carne desmechada, chorizo, maduro y yuca (prima de la papa), con un huevo estrellado encima para rematar y el tradicional aguacatito a un lado. Todo bien mezclado para hacer una bomba deliciosa y que realmente alimenta.

No me lo pude acabar, así que tuve excusa para volver a probarlo al día siguiente re-calenta'o en mi casa (nota: supo aún mejor).

Por otro lado están los caldos, como el Ajiaco Santafereño (90 pesos), que es una sopa hecha a partir de cuatro tipos distintos de papa, elote, alcaparras, pollo desmenuzado, crema y cilantro. Su sabor es realmente intenso, sin llevar ingredientes especiales; lo pediríamos dos veces si tuviéramos espacio. También se acompaña con arroz y aguacate.



Obviamente también se pueden pedir las tradicionales arepas (25 pesos c/u), empanadas de maíz, yuca o trigo (20 pesos c/u) y patacones (25 pesos c/u).

De las primeras probamos de queso, acelgas con queso y de deshebrada: todas deliciosas y suaves.



Las empanadas fueron de yuca, y los rellenos elegidos fueron pollo y carne, ambos mezclados con arroz y huevo. Muy reconfortantes, golpean directo en el hambre y la combinación es acertada.



De los patacones, que son como tostadas de puré de plátano frito, probamos el de pollo, muy sabroso también.



Todo lo aderezamos con ají, la salsa típica colombiana, que incluyen al centro. Ésta no es picante, pero tienen una versión que sí pica para quienes extrañen lo mexicano.




Un toque especial lo dan las bebidas, pues importan directamente las marcas de refrescos de allá: Pony Malta, Colombiana, Postobón... aquí si pueden probar sabores diferentes.




Y todavía más exóticos son los jugos que ofrecen como el de mora o el de lulo, en especial este último que sabe a naranja con kiwi (y con razón, nomás vean la foto de la fruta).



Antes vendían cerveza colombiana, pero por complicaciones de importación dejaron de hacerlo hasta nuevo aviso.

¿Volveríamos? Si al momento no han deducido que la respuesta es ¡sí!, algo hicimos mal al escribir esta reseña. Todo es delicioso, excelente trato, buenos precios; no le hace que el lugar sea pequeño y quizá haya que esperar para sentarse. El único detalle de la visita fue que por el calor insoportable tenían prendido el clima y todos los abanicos, detalle que el comensal agradece pero no así la comida, que se enfrió rápido, pero eso se soluciona apuntando los minisplits hacia el techo.

Recomendamos: nos quedamos con el Ajiaco Santafereño: es adictivo, reconfortante y sin llevar nada del otro mundo. Con este platillo valdría la pena una segunda visita, y tercera, y cuarta... Estén atentos, ya que también hay platillos del día que varían, y para mediados de abril traerán un panadero colombiano para ofrecer panes autóctonos. Habrá que probar.



Esta esquina culinaria amarilla, azul y roja merece ser conocida entre los comensales regiomontanos, sus puertas están abiertas para compartir con nosotros los goles de James Rodríguez, una buena taza del rey del café, música sabrosa y comida todavía más.



Vayamos a darles la también enorme hospitalidad regiomontana, pues en Sabor a Colombia nos recibieron como en su casa para dejarnos completamente... al filo de la mesa.

¡Hasta el próximo corte!...



jueves, 10 de marzo de 2016

Big Slice



Río Mississippi 103, Centrito Valle, Col. Del Valle, San Pedro

Precios: medios (rango 95-200)

facebook.com/bigslicecentritovalle

www.bigslice.com.mx

Por Santoku

Comida italiana tradicional, pizzas artesanales y un ambiente que busca transportarte a un rinconcito de Sicilia o Turín, es lo que te ofrece Big Slice, en Centrito Valle.

Este restaurante es parte de una cadena que empezó en Toronto, Canadá, pero un día su dueño, enamorado de Acapulco, quiso probar suerte en México y en 2004 surgió esta sucursal en San Pedro.

El local es muy amplio, puedes ver la cocina donde preparan las pizzas, y la decoración es muy cálida, en tonos rojos e imágenes que evocan la tierra de las pastas, el vino y “La Juve”.



El menú es variado, tienen entradas, sopas, ensaladas, lasañas, pastas (puedes pedirlas en espagueti, fetuccini o penne; también en media orden) y puedes armar tu pizza o pedir una de las opciones que recomiendan.

Para botanear probamos unas papas con salsa napolitana y queso parmesano (55 pesos). Las papas estaban más o menos, algunas muy cocidas y suaves, otras algo duras, como si las frieran en sartén con aceite no tan caliente; de sabor, pasaban. Lo bueno es que la salsa de tomate y el queso, éste sí muy rico, levantaban su sabor.



Mejoramos bastante las papas con los aderezos para las pizzas que tienen en la mesa: chile de árbol seco, salsa picante, salsa valentina y salsa inglesa.



Ordenamos luego media porción de pasta boloñesa, en espagueti (50 pesos). Se equivocaron y nos trajeron lasaña boloñesa, por lo que solicitamos el cambio de inmediato.



La pasta, eso sí, está muy rica, al dente. La salsa de carne molida sabe muy bien también, eché en falta algo más de tomate, pero sería por puro capricho. Viene acompañada de una rebanada de pan tostado con ajo y mantequilla.

Un buen detalle es que los cubiertos están presentes en la mesa desde el principio, acomodados junto a las servilletas y los aderezos.

No podíamos dejar pasar la oportunidad de probar la pizza, que era lo que buscábamos originalmente. Nos decidimos por una de 4 carnes tamaño mediano (160 pesos), que lleva chorizo italiano, pollo, jamón y pepperoni.



Te la traen al centro, en un plato elevado para que tú mismo la sirvas. La masa está buena, el queso derretido y rico, en la selección de ingredientes también se aprecia calidad, tiene ese toque que no se ve “comercial”. Pero hay que comerla mientras está caliente, ya que por ejemplo una vez  que se enfría, el pollo empieza a saber seco. La bañamos con los aderezos que ya mencionamos antes.



Ahora, un punto muy importante: el servicio. En esta visita tuvimos una experiencia extraña, al parecer había un mesero “bueno” y otro “malo”. Nos tocó en un principio el segundo, y quizá me faltó expresar mejor las cosas, pero repetimos verbalmente la orden un par de veces. Su trato además era seco, no es necesario que sea súper buena onda, pero al menos algo de interés habría estado mejor.

La orden nos la trajo al final el “bueno”, y fue cuando nos dimos cuenta que se había equivocado de plato. De su parte la atención fue cálida, estuvo al pendiente de si necesitábamos algo más. Aunque eso sí, insistía en querer refillear la bebida cuando habíamos comentado que no era necesario.

Lo que sí nos molestó es que nos cobraran 30 pesos por el cambio de platillo, cuando el malentendido fue de su parte.

¿Volveríamos? Por la comida, es probable, y aunque esta vez no estuvo mal, creemos que hay cosas aún más ricas que no probamos. Solamente esperamos que la atención mejore en la siguiente vuelta para quitarnos esa espina.

Recomendamos: pizzas para compartir, la de 4 carnes está rica, pero tienen opciones más gourmet para experimentar.



Seguramente Big Slice tiene mucho más que ofrecer, se ve que conocen muy bien la cocina italiana, pero al final el último veredicto lo tiene el comensal. Vayan a probar y decidan. Nosotros seguiremos... al filo de la mesa.

¡Hasta el próximo corte!...

martes, 8 de marzo de 2016

La Jarochita




Av. Del Estado 386 B, esquina con Río Pánuco, Col. Tecnológico, Monterrey

Precios: accesibles (con menos de 140 comes bien)

facebook.com/LaJarochitaComidaVeracruzana

www.lajarochita.mx

Por Santoku

Como si fuéramos de paseo al puerto, así de agradable fue nuestra visita a La Jarochita, definida como la Embajada veracruzana en Monterrey.

Aquí disfrutas del sazón jarocho tradicional, te aseguran que las recetas son las originales de la tierra de la marimba y el huapango. Tres años de preferencia de la clientela por la zona Tec los respaldan.



El local es modesto, de dos pisos, con mesas y sillas en tonos muy alegres, incluso algunas de estas últimas colgantes. Decoran con temas jarochos, desde los servilleteros hasta la camiseta de los Tiburones. En la barra donde pagas al final, también venden productos típicos.



Llegué con hambre feroz, y eso es ventaja porque así pude probar varios de los antojitos que ofrecen. Tienen sopes, empanadas, enchiladas, gorditas, tacos, quesadillas, tamales... y otros más desconocidos para los regios como panuchos, estrujadas, picadas y bocoles. El ingrediente especial, como se aprecia, es el “oro blanco”: el maíz.



Casi todo se puede pedir por pieza, con precios entre los 25 y 30 pesos cada una. Armé mi plato con una empanada de chicharrón; una picada, que es como un sope plano cubierto de salsa, al que agregué huevo revuelto; un panucho, que es parecido a un taco de pollo con frijoles, cebolla encurtida y salsa; y un bocol de picadillo, básicamente una gordita hipergordita, extremadamente delicioso.



También probamos sopes de frijoles con queso y deshebrada. Éstos a diferencia de los que acostumbramos en Monterrey, son más grandes, alargados y llenadores.



De salsas, tienen las roja, verde, de pipián y de chorizo. Y puedes agregar cecina, carne de puerco enchilada, milanesa de pollo, frijoles o huevito revuelto por un costo extra, alrededor de 40 pesos.

Devoramos absolutamente todo, no hubo peros, de hecho quedas con ganas de más, aunque sea por pura gula. Acompañamos las delicias con aguas frescas de limón, jamaica y horchata, que siven en vasos de muy buen tamaño, no hay que preocuparse por el refill.

Ah, pero ahí no terminó la comida, no podíamos irnos sin probar algo dulce. En este caso fueron los plátanos machos fritos, con crema y queso. Éste es queso fresco, como de rancho, y aunque sea difícil de imaginar combina a la perfección con el dulce del plátano y la crema.



Para bajar la comida, tienen café de olla.

¿Volveríamos? ¡Por supuesto! Fue una muy agradable experiencia comer en este rinconcito veracruzano de Monterrey. Se siente el corazón que le ponen, el sazón es excelente y estás muy bien atendido, el trato es súper amable. No se desesperen si tardan un poquito en servir, el resultado vale la pena.

Recomendamos: todo es delicioso, pero los bocoles se llevaron la visita, la masa es crujiente y muy sabrosa, del tamaño ideal. Pídanlos surtidos.



Hasta ganas dieron de hacer una escapada a Xalapa o al Puerto, por lo pronto alistamos el viaje de vuelta a su Embajada culinaria en la ciudad, aún hay muchas cosas que saborear.

Por ejemplo, ¿tú que sabes del amor si nunca has besado a un(a) veracruzano(a)? Eso también habrá que probarlo, de preferencia... al filo de la mesa.

¡Hasta el próximo corte!...