martes, 21 de febrero de 2017

Ikkyu




Av. José Vasconcelos 671 Pte., Col. Del Valle, San Pedro

Precios: medios (alrededor de 200 pesos, salvo que pidas muchas cosas)

Horario: Miércoles a lunes de 1:00 pm a 11:00 pm


Por Santoku

Esta vez decidimos ir a disfrutar lo que anuncian como verdadera cocina japonesa en el Ikkyu, en San Pedro, por Vasconcelos rumbo a Santa Bárbara.

El local está medio escondido, tiene poco estacionamiento en frente, pero si buscas a la vuelta tienen uno propio con amplio espacio.



El menú es muy variado, hay desde sushi, platos de arroz, de fideos, sopas, ramen, teppanyaki, cazuelitas, postres. Opciones no faltan, y puedes armar paquetes.

Además, puedes ver cómo cocinan tu comida al momento en la barra, si estás cerca de ella.



Pedimos para botanear unos edemames, que te los sirven muy abundantes en un plato sazonados sólo con sal. Nada del otro mundo, pero siempre son bienvenidos.




También nos echamos unas brochetitas Yakitori, que son de pollo asado con salsa de anguila. Vienen dos, son pequeñas, están muy ricas, pero sólo hacen que te de más hambre.



Por eso mismo pedimos un Kakiage tempura, para picar entre varios. Éste trae verduras capeadas, bastante apetecibles. Volaron.



Ya era hora de pasar a los platos fuertes. Pedimos del apartado de arroces un Maguro Don, que es arroz gohan (al vapor) con atún fresco bañado en salsa de soya con wasabi y ajonjolí.



Éste tenía un sabor extraño, que iba y venía y nunca pudimos identificar de dónde salía. A lo mejor era el wasabi, quizá habría sido prudente revolver bien el plato primero.

Por otro lado degustamos el Ten Don, que son camarones capeados, con salsa de anguila sobre la cama de arroz.



En éste los camarones están muy ricos, pero una vez que te comes los tres que te incluye sólo queda un plato de arroz con salsa, pierde chiste.

Para llenar probamos los fideos Niku, en estilo soba (fideos delgados). Llevan carne de res, verduras y algas.



El caldo está muy sabroso, concentra todo el sabor de la carne, pero ésta en sí viene en pedazos pequeños y con muchos nervios.

Pedimos una pasta (Okinomiyaki) de res, media orden, pero estamos seguros que hubo algún error. Nunca la encontramos la res, traía hojuelas de pescado, al parecer era la orden grande y además básicamente sabía a pura mayonesa.



Al final nos quedó un huequito para el postre, y el elegido fue el pastel de matcha (té verde), con nieve de lo mismo y jarabe de café encima. Delicioso.



¿Volveríamos? Hasta dentro de un rato. Se ve que saben lo que están haciendo, pero nos quedaron a deber con los platillos que escogimos en esta visita. Además nos tocó un mesero nuevo que estaban entrenando y estuvo claro que se hicieron bolas con las órdenes, nos trajeron cosas que no eran lo que pedimos y al cobrar había cosas de más por acá o de menos por allá.

Recomendamos: Estamos seguros que lo más rico no lo probamos esta vez, pero de esta vuelta nos quedamos con el Kakiage de verduras tempura, las brochetas Yakitori y el pastel de matcha.

Interesante experiencia la que vivimos en el Ikkyu, pero algo faltó. Esperamos que en una visita siguiente ahora sí nos dejen... al filo de la mesa.

¡Hasta el próximo corte!...

Créditos de fotos: Tony Assad y Al Filo de la Mesa.

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