miércoles, 21 de septiembre de 2016

Trece Lunas


José María Abasolo 870, entre Diego de Montemayor y Dr. Coss, Barrio Antiguo, Monterrey

Precios: medios (comida llenadora 200 pesos por persona aprox.)

Horarios: Domingo a jueves, de 8:00 am a 10:00 pm; viernes y sábado de 8:00 am a 10:30 pm

Facebook: Trece Lunas

Por Santoku

Te bajamos la luna... y las crepas. Fuimos a visitar ahora toda una institución en el Barrio Antiguo, el café-restaurante Trece Lunas.




La particularidad de este lugar, para los que aún no lo conocen, es su ambiente alternativo/hippie/hipster. Las mesas son diferentes, algunas son sillones o butacas, y está lleno de mobiliario como rescatado de un basurero o cosas que la gente ya no quiere.



Además, toooodas las paredes y objetos pueden rayarse, está lleno de firmas, dibujos y mensajes de los visitantes. Se te invita a que seas creativo y ayudes en la decoración.



Tiene varias áreas, desde el pasillo inicial hasta la parte de atrás donde hay un escenario ahora en desuso, el balcón interior y la terraza en la azotea, que fue donde nos sentamos esta vez.



Hacía calor, pero afortunadamente tenían abanicos y se estaba muy a gusto. Nada más aguas con los bichos que pueden merodear la comida (tienen muchas plantas), y si quieres algo del mesero tienes que esperar a cuando vengan a darte la vuelta. Adentro es más fácil conseguir su atención.

Ya instalados, era hora de apaciguar el hambre.

Aquí su especialidad es comida casera, variadita, pero con un sazón muy particular, tirando a lo argentino. Tienen crepas (saladas y dulces), canelones, molletes, hamburguesas, quesadillas, burritos, ensaladas, sopas, empanadas... y por si tienen pendiente, opciones veganas y vegetarianas.

De hecho, ahora te traen tres menús diferentes: el “verde” (vegano/vegetario), el de comida omnívora, y el de postres y bebidas.

Sobre estas últimas, sus “Lunas” son su sello característico. Son smoothies de mezclas de frutas, cremositos y refrescantes. Deliciosos, no pueden faltar para acompañar tu comida.



Y esta vez las opciones fueron la “Psico”, que es limonada mineral con fresas (53 pesos), y la “Maranwi”, de mango, naranja y kiwi (64 pesos). Como siempre, un éxito, aunque por el calor les dimos rápido el bajón.



Para botanear nos confesamos fans de sus papas fritas con queso parmesano... pero ¡oh desilusión!, esta vez no tenían, tampoco aros de cebolla, así que la opción fue media orden de nachos (116 pesos).



El plato es enorme, y eso que era la mitad, la orden completa considérenla para cuando vayan mínimo cuatro personas. Son totopos clásicos, de los fritos, cubiertos con frijoles refritos, quesos asadero y panela, y salsa de tomate para pizza. Para rematar le incluyen sus chilitos jalapeños.

Los nachos están muy ricos, algo pesados, entre dos personas no los terminamos, más que nada porque luego no nos iban a caber los platos fuertes.

Entre ellos, las crepas son opción ganadora, otra de sus especialidades. Puedes armar la tuya con los ingredientes que ofrecen o pedir una de sus sugerencias. Elegimos la “Lunática” (93 pesos), que es de carne de res, aguacate y queso Oaxaca.



Es monstruosa, te la sirven bien rellenita, bien planchadita y acompañada de ensalada verde con un aderezo delicioso, como una mezcla de ranch con salsa holandesa, al que somos adictos. De hecho pedimos un bote de aderezo para rematar (no nos los habían traído al principio, y siempre tienen).

Eso sí, la crepa trae demasiado aguacate. Si eres fan de éste igual es algo bueno, pero su sabor, que ahora estaba un poquito inmaduro, puede opacar el resto de los ingredientes.

Por otro lado, pedimos los canelones (110 pesos), que van rellenos de jamón, queso manchego y espinacas, bañados con salsa de tomate y queso gratinado. Jamás fallan, los rollitos están deliciosos y llenadores, se disfruta muchísimo cada mordida. Extrañamos la salsa chimichurri, que antes siempre tenían disponible en la mesa.



¿Volveríamos? Sí, de hecho ésta no es la primera visita, el Trece Lunas es lugar obligado para regresar cada cierto tiempo. Su cocina no es extravagante, el servicio es bastante lento (“Comida Lenta Feliz”... excelente forma de justificarlo), y más en horas pico y fines de semana, han quitado cosas, subieron precios, pero tiene cierto toque de no sé qué, que qué sé yo. El lugar tiene mucho encanto y vas a pasar un buen rato, sin prisas, para comer algo hecho con amor en muy buena compañía.

Recomendamos: Cualquiera de sus “Lunas” para beber. Y para comer sus canelones y papas fritas con parmesano (ojalá tengan la próxima vez).



Muy llenos salimos del último viaje a las Trece Lunas, estamos esperando a volver a hacer hueco para regalarles otra visita, siempre quedamos... al filo de la mesa.

¡Hasta el próximo corte!...

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