Plaza Tanarah, Vasconcelos 345 Ote
L-241 Col. Santa Engracia, San Pedro
Precios: medios-altos
Por Santoku
The Food Box se une a la tendencia (¿o
moda?) de restaurantes “casual gourmet” que abrieron sus puertas
en los últimos años, principalmente en el área de San Pedro. Se
caracterizan por servir hamburguesas, sandwiches y otros platillos
clásicos, con un toque diferente y en algunas ocasiones ofrecen
creaciones de autor.
Visitamos la sucursal de Plaza Tanarah
atraídos por el ruido que hace en redes sociales, con su eslogan de
“la hamburguesa perfecta”, a ver si era cierto.
Food Box sirve además sopas, ensaladas
y sandwiches, que he escuchado que son bastante buenos. Manejan el
concepto de “boxes”, paquetes que se arman con un plato fuerte,
una sopa o ensalada y una bebida. En esta ocasión hablaremos
exclusivamente de las hamburguesas, que fue lo que comimos.
Éstas vienen servidas en una pequeña
bandeja para horno, acompañadas de papas a la francesa sazonadas
dentro de un cucurucho de papel. Las acompañan con una mayonesa con
chipotle muy rica, aunque si quieres catsup u otro aderezo lo pueden
traer, como la mesera amablemente nos ofreció.
Degustamos primero la “Lewis”, que
lleva carne molida marinada con receta secreta, queso chihuaha
regional, queso cheddar, chipotle-mayo, catsup, aros de cebolla en
tempura de cerveza, espinaca orgánica y tomate.
La Lewis pasó la prueba, el marinado
de la carne hace que esté jugosa y el sabor es bastante bueno
(aunque no sé que tan “secreta” sea la receta del marinado, en
otro lugar probé unas tortas de pierna de cerdo adobada y el sabor
era muy similar). El aro de cebolla le da un toque muy particular
porque el sabor se mezcla con la carne bastante bien. Eso sí, los
quesos ni se sienten.
La otra hamburguesa que pedimos fue la
“Piper”, que lleva carne con mezcla de chile serrano y miel,
queso chihuahua, queso cheddar, tocino, lechuga orgánica, tomate,
cebolla y aderezos.
Sobre ésta, fue una decepción. No
sabe mal, pero la carne estaba reseca y se desbarataba muy
fácilmente, y si no me dicen que tiene serrano no me entero, no pica
ni tantito. El tocino lo sentí cocido de más, pasado de punto, y de
nuevo los quesos ni se saborean.
Hay tres aspectos clave a evaluar de
una hamburguesa, en orden de importancia: sabor, firmeza y
presentación. En sabor la Piper apenas pasa, no te provoca nada
especial; en firmeza reprueba porque es difícil de comer cuando la
carne se cae a pedazos por los lados (mancharse puede ser divertido,
es parte de la magia, pero sólo cuando lo que te comes es realmente
delicioso), y en presentación sí aprueba, luce apetitosa, de hecho
al servírtela te dan ganas de devorarla ya... pero una vez la comes
se acaba el sentimiento.
Para desquitar esto pedimos de postre
unas malteadas, probamos la de vainilla y la de cookies and cream
(originalmente quería la de Bocanegra con chocolate belga... pero no
tenían chocolate, fail).
Y fueron otra decepcición.
Aclaro que no tienen mal sabor, el
punto es que saben a leche y ya. Nada de rastro de vainilla, si acaso
un pedacito de galleta en la otra pero nada de su sabor. Cito la
queja tal cual de mi acompañante (que sabe muy bien de lo que
habla): “es una patética excusa de malteada”. Nos las tomamos
sólo porque nos costaron caro (65 pesos).
Quiero regresar a The Food Box más
delante y probar el resto de su menú, tengo la esperanza de que sea
mucho mejor, o quizá nos tocó un mal día en su cocina. Pero por
ahora, el local y su comida distan de ser “perfectos”: mucha
inversión en imagen, pero ya.
¡Hasta el próximo corte!...